A medida que pasa el tiempo y los videojuegos van evolucionando, hay sistemas, mecánicas y formas de jugar que —para bien o mal— van quedando en el pasado. La forma en que jugábamos en los arcades y consolas como Atari 2600 o NES no se parece en nada a la de títulos modernos. Para la mayoría de ‘gamers’, que un juego los haga regresar al primer nivel tras morir —como en los viejos tiempos— sería razón suficiente para no querer volver a tocarlo. Sin embargo, hay un género que pide exactamente eso y nos encanta a pesar de todo.
¿Cuál es la gracia de los ‘roguelikes’? ¿Qué hace que los juguemos una y otra vez a pesar de ir contra todo lo que profesa el diseño moderno de videojuegos? ¡Aquí lo averiguaremos!
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