Estamos viviendo en una época de oro para los ‘remakes’ de videojuegos. Tan solo en 2020 hemos podido disfrutar de nuevas versiones de títulos como Resident Evil 3, Final Fantasy VII y Demon’s Souls. Estas no son simples remasterizaciones, sino obras creadas con nuevo arte, que cambian elementos del original y modernizan algunos de sus sistemas de juego. Esta tendencia de ‘volver a hacer’ títulos que ya conocemos resulta especialmente interesante desde el punto de vista de la preservación de videojuegos.
Desde que existe interés en preservar la historia de los videojuegos hay preocupación por los títulos que se quedan “olvidados” debido a que el ‘hardware’ en el que funcionaban originalmente se ha quedado obsoleto. Por ejemplo, ¿cuántos juegos para Commodore 64 podrían desaparecer debido a la dificultad para conseguir una de esas computadoras hoy en día? Existen soluciones como la emulación y los relanzamientos, pero estas no siempre son legales o no hay interés comercial en ellas.
Ya hemos hablado bastante sobre la preservación de videojuegos en GamerFocus. Es un tema que nos preocupa y nos apasiona ver la forma en que diversas iniciativas tratan de mantener vivos los juegos del pasado. Algo por lo que muchos jugadores abogan es el lanzamiento de ‘remakes’. Dicen que es buena idea hacer una nueva versión de un título viejo para “revivirlo” y permitir que las audiencias modernas puedan experimentarlo. Sin embargo, esto tiene muchas consecuencias que pueden terminar perjudicando los intentos de preservación del juego original.
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