Decir que los latinos estamos mal representados en los videojuegos no es una mentira. Cada vez que vemos un personaje originario de Latinoamérica suele ser un secundario que probablemente sea miembro de una pandilla o un cartel del narcotráfico. Con suerte, es un estereotipado luchador en un juego de peleas. Afortunadamente existen títulos como Guacamelee! y Papo y Yo, pero a pesar de ellos hay muy pocos ejemplos de una representación positiva de nuestra raza en este medio.
Eso hace de un juego como Just Cause 4 algo especial. No solo su protagonista es de ascendencia mexicana, sino que se desarrolla en un país latinoamericano llamado Solís. Este es un lugar donde las carreteras, los dialectos, las iglesias y hasta la música que oímos en la radio resulta bastante fiel a la realidad de sitios como Colombia o Perú.
Pero eso no es todo. Este juego toca, y de una manera muy positiva, un tema que el medio suele evadir a todas costa: los efectos del colonialismo en América.
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