Los juegos independientes ‘estilo retro’, con gráficos pixeleados y que copian o rinden homenaje a los clásicos de los años ochenta y noventa tienen prácticamente inundado el mercado. Es muy común encontrar títulos que lucen muy bien y son descritos como “una carta de amor” a nombres reconocidos como Mega Man, Castlevania, River City Ransom, etc. A simple vista, Panzer Paladin es otro más del montón. Pero tras su familiar apariencia se esconde una obra que logra resaltar por derecho propio.
Es verdad que es fácil describir a este título comparándolo con clásicos de la acción y las plataformas que jugamos en la era NES. De hecho, es bastante probable que eso atraiga a muchos jugadores hacia Panzer Paladin, pero en esta reseña queremos demostrar que no solo basta con confiar en la nostalgia. Hay que hacer algo novedoso.
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