Los muñecos diabólicos son uno de los pilares del cine de terror. Desde que conocimos a Chucky hasta que nos despedimos de Annabelle —con unas cuantas marionetas de ventrílocuo entre ellos— gozamos con el caos que pueden causar estas pequeñas criaturas que no deberían estar vivas. Pero el mundo ha cambiado y un juguete poseído por el mal resulta menos aterrador que lo que hacen juguetes de verdad gracias a la tecnología moderna. Aquí entra M3GAN en acción.
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