En el año 2020 me encontré casi por accidente con un ‘anime’ que de inmediato capturó toda mi atención. Era la historia de una chica que se conecta por primera vez a un MMO de realidad virtual y, temiendo ser lastimada, pone todos los puntos de creación de personaje en defensa. Ese planteamiento prometía una historia muy divertida y en verdad lo fue… durante unos pocos episodios. Estoy hablando de Bofuri: I Don’t Want to Get Hurt, so I’ll Max Out My Defense (Itai no wa Iya nano de Bōgyoryoku ni Kyokufuri Shitai to Omoimasu), un ‘anime’ que no supo qué hacer con su genial concepto.
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