Antes de comenzar con esta reseña de la película debo confesar que no soy fan de los juegos de Gran Turismo. Pero eso no impide que entienda la fascinación que despiertan. Estos títulos llevan la fantasía de conducir al máximo, poniéndonos detrás del volante de autos que solo podríamos tener en sueños y dándonos control total de todas sus características. Llevar esta idea a la gran pantalla mediante la historia real de un jugador que se convirtió en un verdadero corredor tiene todo el sentido del mundo.
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