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jueves, 6 de febrero de 2014

47 Ronin y 1 Keanu Reeves, la "verdadera" historia

Basada en una historia real...

” ... En un mundo de brujas y criaturas fantásticas...”

Eh... disculpen?


Pese a las terribles críticas que ha recibido, la verdad es que 47 Ronin no me pareció tan horrible; No es una buena película, esta llena de clichés, personajes unidimensionales, efectos mediocres, actuaciones regulares y un primer acto y un desenlace innecesariamente largos, pero no es aburrida. Es un entretenimiento digno de un domingo lento, tiene una calidad visual muy atractiva que hace recordar ligeramente (ojo, ligeramente) a los films de Zhang Yimou que ademas tiene a Rinko Kikuchi en un divertidísimo papel como un bruja muy sobreactuada... y bueno, siempre es un gusto ver a Keanu Reeves, así las capacidades histriónicas de este hombre sean increíblemente limitadas (por no decir que mantiene cara de palo durante todo el film).


En fin, la película no es tan horrible... pero aún así, no pude evitar “inquietarme” un poco con el tratamiento que da a la historia de la vida real en la que está basada. Ah si! La venganza de los cuarenta y siete Ronin ocurrió en realidad en Japón a principios del Siglo XVIII, solo que involucró muchas menos brujas y criaturas fantásticas de lo esperado.


Muchos de los personajes que vemos en el film existieron en realidad; Asano Naganori era el señor feudal de la región de Ako y Kira Yoshinaka era un alto oficial de la corte del Shogunato y el primero se vio obligado a cometer Sepukku por haber atacado al segundo... aunque las razones son bastante diferentes a lo que vemos en la cinta. Kira no formaba parte de una comitiva del Shogún, pero sí visitó Ako en representación de Él, lo cuál exigía exageradas costumbres y etiquetas por parte del anfitrión... pero la bienvenida de Asano no satifajo a Kira, que respondió al señor feudal con incesantes burlas y desprecios durante su estadía en forma tan extrema que Asano, ofendido, no soportó la humillación y atacó al oficial con su arma, lastimandolo en el rostro.


Atacar a un oficial representante del Shogun obviamente no fue la mejor de la ideas, por esa ofensa Asano Naganori fue condenado a muerte, pero se le permitió quitar su propia vida mediante el ritual del Sepukku para conservar su honor, sin embargo, sus tierras y propiedades fueron confiscadas, su familia desterrada, y sus más de 300 guerreros Samurai convertidos en Ronin.

Hasta aquí, y eliminando los elementos fantásticos y algunos personajes como la hija de Asano (y al mismo protagonista de la cinta) y las motivaciones de Kira, la película viene siendo más o menos fiel al relato (más menos que más). Tras la muerte de su señor, el líder de sus Samurai, Oishi Kuranosuke (que en el film es interpretado por Hiroyuki Sanada), se reunió en secreto con 47 de sus hombres. Aunque se les había prohibido vengar a su amo, el código del Bushido les exigía restaurar el honor de su clan aunque fueran castigados por ello.

Ya que Kira estaba fuertemente protegido y ademas paranoico respecto a una posible retaliación por la muerte de Asano, Oishi previó que un ataque sería infructuoso, así que se dispersaron y comenzaron vidas normales como comerciantes y granjeros, mientras que el mismo Oishi se separó de su mujer y su hijo menor y se mudó a Kyoto, donde se convirtió en un vagabundo borracho y visitante frecuente de burdeles y casas de vicio, todo con el objetivo de convencer a Kira de que no eran una amenaza pese a aparentar deshonor, lo cuál funcionó, pues casi dos años después vio como Kira había bajado por completo la guardia mientras sus hombres se reunían en Edo.

Finalmente, y llevando las banderas de su difunto señor, los 47 Ronin emprendieron el asedio contra Kira Yoshinaka apoyado por los habitantes del lugar que no le tenían mucho cariño al oficial. Según la historia, acordaron perdonar la vida de mujeres, niños y no combatientes (el bushido no exige la piedad con los no combatientes, pero tampoco la prohíbe). Dos grupos atacaron la mansión en Edo, uno liderado por Oishi y otro por su hijo mayor, que acabaron con la vida de 16 guardaespaldas de Kira e hirieron 22 más. Al oficial lo encontraron oculto junto a su esposa y sus sirvientes mujeres. Reconocido por la cicatriz que Asano le había infligido en el rostro, Oishi le decapitó, y luego viajaron hasta la tumba de su señor, para presentar la cabeza, causando furor en el camino.


A pesar de haber seguido el código del Bushido, habían desobedecido una orden directa del Shogunato, por lo que son condenados a muerte. Pero contaban con el apoyo y admiración de la población, que consideraba que actuaron de manera honorable, por lo que se les concedió morir mediante Sepukku, menos al hijo mayor de Oishi, que fue perdonado.


Esta historia es enormemente popular en Japón, donde ha alcanzado el status de “Leyenda Nacional” y las tumbas de los Ronin son un lugar turístico y de peregrinación. Adaptaciones de ésta se han presentado desde la era Meiji (con arte en tabillas ukiyo-e y teatro Kabuki, con la primera obra presentada solo dos semanas después de la muerte de los Ronin) hasta la modernidad en cine (en Japón se han realizado seis películas sobre la historia desde 1910) , televisión y literatura. El mismo Jorge Luis Borges la narró en el capítulo El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké de su libro Historia Universal de la Infamia. Pueden leer dicho capítulo aquí.

Las tumbas de los 47

Hasta donde sé, 47 Ronin es la primera película que se hace sobre esta historia en occidente, y la idea de mezclarla con temas mitológicos y fantásticos me parecía estupenda... pero detesté la forma en que terminaron presentándola.

Existe un cliché bastante conocido en el cine, la literatura y... bueno, basicamente cualquier medio de narración: El salvador blanco, el cuál consiste en que para que una cultura o grupo de personas triunfe en su cometido, tiene que ser guiado por un occidental. Se ha visto en toda clase de situaciones y géneros, desde Avatar hasta Lawrence of Arabia (aunque en este caso basado en hechos reales), desde John Carter of Mars hasta Dances With wolves, incluso hasta The Help, y es uno de los elementos temáticos que más causan molestia en la actual sociedad de lo políticamente correcto, pues insinúa la audiencia que ningún grupo étnico puede triunfar a menos que tenga a un blanco como líder. 47 Ronin presenta una versión reducida de esto con Kai, el personaje de Keanu Reeves.



Kai, como se dieron cuenta, no existe en la historia original. Es verdad que probablemente las cosas no ocurrieron tal y como se cuentan, pues “leyendas” como estas tienden a ser embellecidas y “mejoradas” con cada vez que se cuentan, pero ninguna versión de la historia incluye a un occidental ayudando al grupo de ronin.
Hasta cierto punto se comprende su inclusión. La película es occidental y quieren un personaje con el que la audiencia se pueda identificar, incluso se preocuparon de hacerlo un paria, alguien por fuera del código del bushido y las tradiciones niponas para mayor empatía con la audiencia que no estuviera familiarizada con ellas (lo cual es extraño, dado que la película se hizo pensando tanto en el público oriental, que se grabó tanto en japonés como en inglés).

Cuál es el problema entonces? que todo esto es innecesario. Kai es un personaje plano con un trasfondo básico que no aporta absolutamente nada a la trama, su subtrama romántica con la hija de Asano (que recordemos, tampoco participa de la historia original) no es más que un relleno que fuerza el típico cliché de la damisela en apuros a una película que tampoco lo necesitaba. Afortunadamente, no trata de robar el protagonismo al personaje de Oishi, que es quien batalla finalmente contra Kira y recupera el honor de su clan, pero no hubiera podido hacerlo si el “mestizo” no hubiera acabado el solo con los guardias del pueblo, conseguido las espadas de los Tengu, y usado su forzada habilidad mágica para acabar con la bruja, porque el literalmente fue puesto en la película para decir, Hey! los blancos también podemos ser Samurais cool!


No estoy diciendo que esta temática no se pueda usar, ni que occidente deba dejar en paz las historias y leyendas que no le pertenecen (despues de todo, yo soy fanático de películas que hicieron europeos sobre la historia americana), pero hay que hacerlas bien.

Bueno, ya me desahogué. Pero no me iré sin antes recomendarles que si quieren ver una buena película moderna sobre Samurais, pueden ver la fantástica 13 Assasins (Jusannin no Shikaku) de Takashi Miike, o el live-action de Samurai X (Rurouni Kenshin) que incluí en mi lista de las mejores películas del 2013. Si lo que son es fans de Keanu Reeves, dejenme recomendarles mucho Man of Tai-Chi, genial película de artes marciales que él mismo dirigió en China y en la que actúa como villano. Déjenme decirles que dirige mucho mejor de lo que actúa.


1 comentario:

Maria Frieden dijo...

La verdad es que sin el elemento de la conspiración contra el feudal ayudada por brujería, la historia no me hubiera llamado tanto la atención.

Aunque ya sea interesante el hecho de que los ronin se hubieran levantado a cobrar venganza por algo que consideraron injusto, la bujería le echa leña al fuego y esas razones de venganza cobran más peso (gracias a la ventaja que esa misma bujería le dió al oficial, o sea, una situación injusta natural y sobrenaturalmente).

El resto de elementos fantásticos que no tengan que ver con la bruja... que me los envuelvan junto con la cara de insecto palo de Keanu. Fin.